Es un hecho la tremenda escalada de precios del transporte internacional de mercancías, especialmente por tierra, nuestro sector. No solamente la guerra en Ucrania y el coste del combustible son factores, pero sí los más destacables. Pero hay otro: la baja disponibilidad de vehículos de transporte, sobre todo de camiones, algo que arrastramos desde problemas de producción ocurridos durante la pandemia de coronavirus. De aquellos barros, estos lodos. Retrasos en entregas de camiones, retrasos en obtención de materias primas e incluso falta de nuevos conductores.
El informe de IRU muestra señales de recuperación
Además, en España existen más causas relacionadas con la pandemia y la subida de combustible que han complicado más la situación. Por ejemplo, nuestro país cuenta con muchos transportistas vinculados a la agricultura. Este año, algunas cosechas, como las de cereales, se han adelantado, produciéndose una saturación en la demanda y, por consiguiente, falta de disponibilidad a corto plazo. El precio, en poco tiempo, se disparó, especialmente en ese tipo de servicios.
El resultado, máximos históricos que hasta hace poco parecían impensables. Por el medio, una huelga de transportistas. Pero existen esperanzas a corto y medio plazo. Solamente tenemos que acudir al último estudio y correspondiente informe realizado por la IRU (World Road Transport Organization). No se puede decir, ni mucho menos, que los precios estén bajando. Pero sí podemos observar una ralentización en el crecimiento de precios. Buen síntoma. ¿Suficiente? Veremos.
¿Significa esto que decrecerán los precios?
No tiene por qué ser así. Incluso puede darse la situación de que vuelvan a crecer al ritmo de hace unos meses. Pero siempre es buena señal. En lo que ha transcurrido del año 2022, llevamos más de un 20 % de subida de precios, con rutas que presentan un crecimiento mucho mayor dependiendo del país de importación o exportación de la mercancía.
Un ejemplo no solo de diferencia según el país, sino también de si exportamos o importamos mercancías es el Reino Unido. Por ejemplo, exportar allí desde España tiene un coste que en ningún caso baja de los 3.000 euros. Bastante más económico es importar (aunque mucho más caro que desde otros países) con un coste medio de 2.000 euros por trayecto.
Es casi seguro que esta tendencia, la de la ralentización de precios del transporte internacional de mercancías terrestre, seguirá esta línea. Pero a corto plazo se ve impensable que bajen. Por lo menos, hasta situarse en los rangos que se ofrecían en años anteriores. Y es que, aunque se solventase el problema en el precio del combustible, ahora nuestro sector se enfrenta a otro: el de la disponibilidad, tanto de camiones como de conductores de camiones. Uno de los grandes desafíos de las empresas de logística y transporte internacional terrestre de mercancías.